jueves, 3 de septiembre de 2015

Somos responsables

En las últimas semanas siento una presión en el pecho que cada vez me oprime más el corazón, que hace que el dolor se convierta en lágrimas sin previo aviso, que me impide gritar, que me abruma. Ayer, miércoles 2 de septiembre, las redes sociales se indignaron con la imagen del pequeño sirio de tres años que yacía muerto en la orilla del mar Egeo. Desde entonces apenas puedo pensar con claridad.

Por un lado, siento una pena infinita por el drama que muchos, miles, millones viven cada día, a nuestras espaldas, en esa zona donde no queremos mirar, donde no llegan los móviles con cámara, donde vivir se convierte en sobrevivir. Sin embargo, me asusta la ligereza con la que la gente comparte esa imagen en sus muros. ¿Es realmente denuncia o es más bien morbo? O peor, ¿es que nos hemos acostumbrado tanto a estas escenas que han dejado de impresionarnos? 

Un niño, casi un bebé, tan pequeño, inofensivo e inocente. Un niño que no tiene que estar muerto.

Ahora ha sido esa imagen, pero la semana anterior fue la dantesca escena de aquellas personas descomponiéndose en un camión en una carretera perdida de Austria; hace un par, fueron las imágenes de la gente tratando de cruzar el Eurotúnel y antes, desde hace tanto que ya ni recuerdo el inicio, las pateras, los polizones en camiones, hasta los niños en maletas... Es todo un puto drama. Siento utilizar un lenguaje tan vulgar, pero siento que nada puede definir mejor lo que pasa. 

Sin embargo, sigo viendo en Facebook a la gente indignándose por una foto y olvidando al día siguiente. Así funcionamos. ¡Qué fácil es echar la culpa a las autoridades! Quienes sin duda son responsables de lo que está sucediendo, pero lo cierto es que en este drama todos somos responsables. 

Somos responsables cuando votamos a partidos que estigmatizan a las personas que buscan una vida mejor. Somos responsables cuando nuestro supuesto compromiso con los refugiados termina con un me gusta en Facebook y una oración indignada en nuestro muro de la red social de turno. Somos responsables al consumir de manera desenfrenada, al participar de un sistema que hace que cuatro lo tengamos todo y millones no tengan nada. 

Nuestra forma de vida, nuestra sociedad hace que niños como el de la imagen mueran cuando lo que tendrían que hacer es jugar, reír, saltar y dar el coñazo a sus padres. Nuestras comodidades y desarrollo son los responsables de muchas de las guerras que hacen que cada día miles de personas decidan dejarlo todo y caminar para huir del horror.

Los políticos son responsables, pero nosotros también. Quizás ya va siendo hora de empezar a salir de la zona de confort y tomar decisiones que cambien nuestras vidas para poder cambiar las de los demás. 

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