lunes, 30 de enero de 2012

Reencontrándome

Han cambiado las tornas. 

Hace unos meses escasos me quejaba del exceso de tiempo libre del que disponía. Ironías de la vida (o el mismo curso de ella), ahora no tengo tiempo ni para pensar, para pensar y poder sacar algo en claro para rellenar este espacio (mi blog, mi medio).

La idea de crear este blog no fue otra que poner por escrito, tratar de materializar a través de las palabras, mis inquietudes. Pasaba horas reflexionando sobre mi mundo, el de los demás y el común. Me fascinaba (y lo sigue haciendo, desde luego) comprobar como al final todo estaba interrelacionado. Pero, lo más importante, me alegraba al comprobar que más tarde o más temprano todo el mundo tiene lo que merece, lo que trabaja, lo que sufre, lo que llora…

Para bien o para mal, sigo pensando que, a pesar del momento que vivimos, a pesar de ese suspense continuo en el que nos sentimos por la incertidumbre económica, y a pesar de que cada vez seamos más individualistas y solitarios, al final nos encontramos. Nos encontramos a nosotros mismos en medio del huracán, nos encontramos frente a los otros que pelean por encontrarse. 

Y de pronto todo tiene sentido.

Quizás estoy viviendo un momento tan bueno que soy incapaz de mostrarme más pesimista. Reconozco que no puedo ser objetiva porque hace muy poco tiempo que me he vuelto a encontrar. Pero también reconozco que me asusta. 

Aunque diluvie y el río se salga de su cauce, éste siempre vuelve a su recorrido habitual, sin embargo eso no le exime de una futura nueva inundación. Siempre queda ese miedo a que vuelva a llover, pero creo que cada uno debemos aprovechar los momentos en los que el cielo descampa para cerrar el paraguas y mirar directamente al sol.