martes, 10 de junio de 2014

Lo que yo tengo son ganas de jarana



Hoy me he dado cuenta de algo… tengo ganas de jarana.

Todo ha comenzado con una noticia de ABC en la que se dejaba caer que el Gobierno estaba ideando la forma para multar a los usuarios de páginas como Blablacar. Tranquilos, el asunto no ha ido a más, se ha desmentido y listo.

Sin embargo, tales han sido mis ganas de opinar y mostrar mi indignación, que ni corta ni perezosa lo he compartido en Facebook y me he dispuesto a escribir una entrada para este blog (porque, entre otras cosas, ¡ya tocaba!).

Pero, ¡sorpresa! No era cierto. Mi gozo en un pozo. Sí, de repente me he dado cuenta de que lo que realmente me apetecía era protestar. Que el Gobierno la cagara en algo relativamente poco importante para explotar.

Llevo meses escuchando que el paro baja (y bueno, yo tengo trabajo, pero no es lo normal), que si los brotes verdes, que si van a bajar los impuestos (¡santa manía! Que seguramente sólo será a grandes empresas y rentas altas, ¿para cuándo el IVA?).

De repente llega Podemos al parlamento europeo y sus rivales, con más miedo que vergüenza, solo se dedican a hacer pensar que Pablo Iglesias es la mismísima reencarnación de Stalin: comunismo, fin de la unidad de España, etc.

Y, para remate, el rey va y abdica (que digo yo, si lo hace unos meses antes igual Cristinita o su maridito ya estaban en la cárcel…. Nah! Tampoco nos flipemos), y a todos los que dicen ser monárquicos les da por decir que la II República fue la causa de una guerra civil, que si los que somos republicanos queremos lo mismo.

No, no queremos lo mismo, o al menos no todos.

No queremos una república de principios del siglo XX, pero sí una renovación del Estado; no queremos un comunismo exacerbado, pero sí estamos cansados de este capitalismo tan voraz; tampoco queremos evitar impuestos, pero sí una buena gestión de ellos. En definitiva, queremos cambios.

Estoy cansada de ver y oír las mismas discusiones todo el día, comparando presente y pasado como si en alguno de esos puntos pudiéramos encontrar la respuesta para conseguir un futuro mejor. Pero no nos engañemos, no está ahí. Lo que sí está es lo que se ha hecho mal.

Nadie usaría Blablacar si los precios de los transportes y peajes de este país no fueran tan abusivos. Nadie se quejaría de Felipe (VI) si la gente pudiera votar qué modelo de Estado quiere (estoy segura de que saldría monarquía, pero al menos nos habrían escuchado). Podemos no sería la cuarta fuerza política si los partidos no se dedicaran a robar y mentir. Y la gente se molestaría en pagar bien sus impuestos si no tuviera de ejemplo a Bárcenas o similares.

He dicho.