lunes, 12 de enero de 2015

A por lo inimaginable

Parece que diciembre y enero se han convertido en los meses del cambio, algo así como cuando juegas al juego de las sillas y empieza a sonar la música.

Algunos os preguntaréis -mira que soy pretenciosa...- a qué se debe este silencio en el blog, ya que a última entrada es de noviembre. Pues lo cierto es que tengo otra bastante chula sobre mi último viaje que justo empecé a escribir el día que me despidieron. Así que con todo el revuelo al final quedó en borradores y ahí sigue... aunque no tardará en salir a la luz.

Pues sí, otra vez, enero y sin trabajo. Otra vez a escribir cartas de motivación como una loca -¡¿Qué más motivación puede haber a parte de encontrar trabajo?!-, a revisar miles de páginas de ofertas de empleo y tratar de encontrar mejores vías para hacer llegar mi currículo, otra vez me planteo marcharme de España. Y otra vez, me jode, ¿qué le vamos a hacer?

Es cierto que el tiempo ayuda a relativizar. Hace un año estaba histérica, veía mi futuro en un color entre marrón mierda y negro, y de repente llegó esa llamada que me proponía un empleo. Mi primer empleo real.

Ahora estoy más tranquila, sé que el mundo no termina con ese trabajo que acaba de finalizar, sino que se abre un abanico de posibilidades. Lo complicado es descubrir cuáles, pero eso es también lo divertido.

No sé qué me depararán los próximos meses, y aunque me pueda inquietar, no me asusta. No sé si terminaré aprendiendo italiano en mi querida Cerdeña o volveré a Londres a trabajar de lo que sea por refrescar el inglés. Quizás debiera plantearme volver a Buenos Aires y hacerme un hueco como periodista. O, quién sabe, a lo mejor encuentro un trabajo aquí y no tengo que hacer nada de eso. No lo sé, pero sea lo que sea, aquí estoy, plantándole cara, con el capote bien sujeto y la mirada fija en los ojos del toro.

Sin embargo, hay algo de lo que sí estoy segura, que lo que esté por venir será increíble y, probablemente también inimaginable. Pero no importa, tengo ganas de un poco de aventura.


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