jueves, 28 de agosto de 2014

Frustrada

Esta mañana se ha vuelto más intenso ese sentimiento que me acompaña desde hace meses (o años): la frustración. Hoy vuelvo a estar frustrada. Muy frustrada.

He intentado no ser dramática y mirar el lado bueno de las cosas, pero siempre me vuelve la misma sensación, la de dejar que la vida me lleve y no ser yo la que la controla.

Dejé el periodismo en enero para embarcarme en un proyecto de comunicación institucional. Era suculento teniendo en cuenta que las alternativas eran irme del país a trabajar de periodista en otro sitio. Creí que podría encontrar otro camino que me satisficiera mínimamente, llevaba demasiado tiempo empeñada en ser periodista y quizás me estaba equivocando. Al menos eso pensaba.

Tenía miedo. He dedicado más de ocho años de mi vida a esa profesión y sentía que una de dos, o no tenía los contactos adecuados o, mucho peor, no valía.

Así que no lo pensé demasiado y empecé a abrirme camino por otro lado. "Es lo mejor que has podido hacer según están las cosas", me decían unos. "Siéntete afortunada", comentaban otros. Sin embargo, siete meses después no sólo no he conseguido ser feliz con esto (es dinero, nada más), sino que además he conseguido que el sentimiento de desasosiego aumente al ver cómo me alejo de lo que realmente me gustaría hacer el resto de mi vida: escribir.

El día que abdicó Juan Carlos I habría matado por estar en una redacción, y simplemente estaba desayunando en una cafetería cerca de mi oficina cuando Rajoy hizo el histórico anuncio. Todas las noches me acuesto tratando de averiguar qué he hecho mal para no conseguir abrirme camino. Cada mañana, al sonar el despertador me pregunto qué taras me llevan a no poder ganarme la vida y ser feliz con ello. Y con cada día que pasa, esas ideas, esas sensaciones y esos sentimientos solamente hacen que aumentar. 

Es frustrante. Muy frustrante.

1 comentario:

  1. Teletranspórtate mentalmente desde la hora de entrar hasta la hora de salir del curro. Después escribe.

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