lunes, 4 de julio de 2011

Cuando un pequeño paso se siente como un paso de gigante

Me resulta curioso pensar en que lo que estado padeciendo todo el invierno por la ausencia del deseado empleo (prácticas, empleo… llámalo como quieras) y ahora, en una situación privilegiada, participando de un medio nacional en crecimiento, me animan a que mi espíritu no decaiga porque tardaré en firmar textos…

¡Qué curioso! Hace apenas unas semanas no hacía más que enviar currículos a diestro y siniestro, ya ni me importaba que no fuera de lo mío. Hoy que se me ha abierto una puerta, no solo eso, que se me han tendido un montón de manos amigas se me alienta a que no decaiga ante la carencia de actividad.

Yo sonrío, ¿qué voy a hacer? Esto me ha caído como del cielo. Hacía mucho tiempo que no me sentía mínimamente útil y reconocida (exceptuando mis maravillosas colaboraciones con nuestros amigos de Diagonal, los primeros en publicarme artículos en España).

Sé que no he sentido ganas de tirar la toalla en ese tiempo, pero también sé que la esperanza de hacerme un hueco en este mundillo se me hacía cada vez un anhelo más lejano. Hoy no sé si conseguiré mucho más, pero mi ánimo ha vuelto a retomar el vuelo y con predisposición y una gran sonrisa sé que trataré de llegar todo lo lejos que pueda imaginar.

Así que este pasito, esta situación de empleo de becaria, aunque pueda parecer nimio, ahora mismo es lo más grande que podría esperar. El momento perfecto para darme cuenta de que con una actitud positiva todo es mucho más fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario